Sigo insegura, sin saber qué pensar. La gente pregunta: "Pero María, ¿tu tienes ganas de irte?", y casi nunca sé qué responder. La mayoría de las veces me decanto por un "Bueeeeeeno...", y es que dejar a tus amigas de toda la vida no es tan fácil como parece. Bueno, en realidad no parece fácil. Muchas de mis amigas me dedican alentadoras frases diciéndome que estoy loca y que ellas no se irían un año ni de coña. Y lo más gracioso de todo es que me voy en las Fiestas del monte, sí, las fiestas grandes. La señorita María se marcha a NY el martes del monte. Qué guay.
Sé que mis entradas son bastante más pesimistas que las de mis otros compis con blog, tal vez sea porque soy pesimista por naturaleza, o bien porque su suerte haya sido mucho mayor que la mía pero, para qué mentir, a eso ya estoy bastante acostumbrada.
Mi interior no se aclara con una actitud concreta, y mira por dónde, eso también me pone de los nervios. Hay ganas, relativas, pero las hay. Lo mejor que puedo hacer es centrarme en Nueva York, cada cosa a su tiempo. Nueva York va antes de conocer a mi host family. Siempre ha sido mi sueño ir, así que ya tengo algo más que agradecerles a las fundaciones.
Mientras tanto, hasta que llegue el momento de irme, procuraré estar en casa lo menos posible, que esta casa ya la tengo muy vista.